viernes, 1 de febrero de 2013

ELLA (1ª PARTE)


Otra mañana más, otro nuevo despertar, me caigo de la cama con la misma cara somnolienta del que tarde se recoge y apenas le da tiempo para acostarse unas horas, mientras murmullo que es la última vez que lo hago, que la próxima vez ceno y me dormiré pronto. Visita al baño rápido, a lavarse la cara para acertar con la ropa al vestirse y hacerlo con rapidez, el tiempo apremia y mis movimientos se ralentizan con el madrugon.
La misma leche insípida, los mismos cereales sabor cartón para coger fuerzas, y la manzana para el almuerzo, que no es un manjar pero engaña al estomago, toca correr, el autobús no espera.
Son las 7.05 de la mañana, el frío me golpea la cara con su “buenos días” particular, pero le toca joderse, no sabe que tengo a mi barba como aliada para protegerme la cara.
Ya en el autobús en el mismo asiento, mi compañero de clase se dispone a dormirse, me recuesto, me pongo los cascos y dejo a “Los Romero” que me acompañen en el viaje tan largo que tengo, otro día más las mismas caras y la misma señora que me mira, algo no le gusta, o yo o la barba, pero bueno, es otro tema.
El autobús sale del pueblo, 50 minutos de viaje, muchas veces tengo la sensación de viajar en el tiempo, me siento más viejo cada vez que me bajo para ir caminando hasta el instituto. El  camino sigue, suena “La majada” en mis cascos y sin darme cuenta estamos en la ciudad ya, solo quedan 25 minutos, menos mal, porque hace mucho calor.
Pero aún no hacia el suficiente calor hasta que se montaron las mismas 4 chicas de siempre, cada cual con sus encantos, pero una en especial me hace ponerme nervioso. Morena, no muy impresionante, pero lo suficiente para que me haga incorporarme  en mi asiento. ¿Quién será?, ¿Qué estudiará?, ¿Tendrá novio?, todas estas preguntas golpean mi mente, otra vez espesa como una sopa de barro.
Llegada al instituto, le digo a mi compañero que nos paremos en la siguiente parada, que el camino es más corto (mentira, es igual, solo es una escusa para seguir viendo a la misteriosa morena). Dejamos el autobús y vamos caminando, hace frío  pero yo ni lo siento, solo la presencia de esa chica me ha subido los calores, y para colmo viene con sus amigas caminando por detrás. Me entran los nervios y no sé por qué, me pongo la capucha mientras mi compañero me comenta que está preparando un coche de rallys con su hermano y que en dos meses tiene una competición, pero yo no puedo acertar a decirle nada más que “si”,” no”, “o de puta madre tío”, mi cabeza está en otro sitio, concretamente 2 metros detrás de mi espalda.
Me giro disimuladamente y veo que las cuatro chicas se dirigen al edificio 2 , aún no se que estudian, pero nunca las he visto por mi edificio, es una duda que me queda pendiente.
Seguimos nuestro camino y llegamos a la puerta de nuestro edificio, donde hacemos tiempo a que lleguen el resto de compañeros de clase, mientras vemos pasar por delante nuestra a chicas y mas chicas a las cuales les abro la puerta deseándoles buenos días buscando respuestas agradables para templar los nervios provocados por la chica del autobús.
El día avanza, con cada timbre me levanto de mi silla para asomarme a la ventana y ver a los estudiantes de otros ciclos que vienen del edificio 2 al nuestro para segur dando clases, pero no aparece ella, al menos me despejo la cabeza, en esa clase hace mucho calor. Son las 10:45, hora del recreo, salimos a almorzar y algunos a fumar, yo con la manzana en la mano pensando en el “festín” que me voy a dar relajo la mente con los malos chistes y las anécdotas de los compañeros. 
Quedan 5 minutos para volver a clase cuando veo una melena entre un grupo de chicas que creo que se me hace conocida, ¿puede ser ella?, me quedo parado intentando ganar tiempo esperando que se aparten las compañeras de ese pelo que me ha vuelto a subir los calores, doblan la esquina, y para decepción no era ella. Me he quedado solo esperando a nada, ahora toca correr que llego tarde a clase.
Son las 14:00 hora de volver a casa, la tripa me ruge y el sueño se empieza a acomodar en mis ojos, al contrario que a la noche donde no me podré dormir como de costumbre. Paso la tarde entre la “play” y la tele, después de cenar me siento delante del ordenador a pasar las horas pensando en ella, en el nombre que le podía quedar bien y vuelvo a recordar que ella coge el mismo autobús siempre y  que quizás mañana vuelva a ser como hoy, otra vez la morena, otra vez los calores, otra vez ese pelo que me tiene asombrado. Son la 1:30 de la madrugada, otra vez me acuesto tarde..

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