Resuenan los cascabeles de los días azuzados por el tiempo que galopan
a ningún lugar desbocados, mientras huyen
de recuerdos que amenazan con tragarse el futuro y prenderle fuego al pasado.
Sentado en una habitación hecha de recuerdos, que huele a sueños añejos, era
hora de convencerse que nada anterior vuelve, que hay demasiado barro ensuciando
mis pantalones como para seguir comiéndome los cojones por su historia que ya
no quiso que fuese mía.
Era hora de abrir los
ventanales y que escape la podredumbre de corazones llenos del hollín de
desencantos de los malos ratos con los que trapicheaba el tiempo mientras
forjabas mis candiles con historias paridas de otros brazos. Es el momento de empujar fuerte, y levantarse,
que no hay tapa de ataúd que me frene en seco, que estoy vivo y que me mire de
arriba abajo y se joda por verme emborracharme de felicidad.
Estas son
las letras de una cabeza que gira como una peonza, que no encuentra manos que
la hagan bailar, dedicadas a todos los ojos que lloran por culpa de esas nubes que
se empeñan en cubrir a muchos soles por envidia de su luz.
Estas son
las palabras escupidas dibujando unos sentimientos que van volando a enredarse
en un pelo rubio que parece que el sol ha
decidido hacerlo su cama para echarse a dormir, mientras sus dos ojos parecen
los ventanales que dejan entrar historias que solo puedo alcanzar a soñar.
"Cuéntame, dime, ¿Quién te ha colgado el mar de las pestañas?
Letra "Marea"
"Mierda y Cuchara"