Arden el
tiempo y mis manos en la hoguera de la sensatez, mientras el reloj de mi
espalda me chilla que las horas se pagan, que ni las lágrimas son baratas y que
deje de protestar. Que lo haga por aquellas flores que pisé abriendo camino, en
el campo de baldosas agrietadas en el que he convertido el jardín, que me
dieron manos esperanzadas que yo me encargué de encallar.
Como un
péndulo indeciso, que no comprende para que sirve avanzar, voy lastrando mis
andares entre todos los matorrales que yo solo me dedico a plantar, y que por
cada paso que doy, dejo en sus espinas mis razones de que no existen calores
que pronto me vengan a buscar. Solo encuentro sofocos imberbes entre la
gravilla de mis bolsillos, y ya hace tiempo que no recuerdo el temblor del
deseo en la piel de un cuerpo que se deje abrazar.
Amanezco día
a día esperando cobijo para las palabras que jueguen a cambiar mi aguacero por
una noche estrellada, pero sigo aquí, enterrando como un perro sin amo los
huesos de historias que en la más puta soledad desentierro para poderlos
cambiar, por media docena de flores que al cajón de mis sentimientos lanzo
antes de mandarlos enterrar.
Sigue la
hoguera ardiendo, consume el tiempo en el que aún el corazón no entiende de
razones, y se burla de la conciencia cuando dice que llegará el momento de
encontrar la madriguera, poner la rodilla en tierra, y dejar de batallar.
Arde mi alma
en la lumbre encendida que prende fuego al alma herida y que consume la
atormentada razón que se esconde tras dos labios.
"cuanto tiempo habré pasao pisando el mismo sembrao
donde acechaban cuervos"
donde acechaban cuervos"
Letra "BOCANADA"
"RÍO"